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Wimbledon se hace caso a sí mismo: Ferrer 4º, Nadal 5º

By on 19 junio, 2013
NadalFerrerFinal Masculina RolandGarros2013

Nadal – Ferrer final de Roland Garros 2013

La misma grandeza de Wimbledon provoca que todo lo que acontezca entre sus muros, o tenga que ver con el torneo, se magnifique para bien o para mal. En este caso, el motivo de comentario es que el All England Tennis Club respeta sus propias normas, y eso significa que el mejor tenista del año, Rafael Nadal, llegará al torneo más importante como quinto cabeza de serie, lo que daría lugar a que alguno de los partidos a priori estelares tenga lugar en ronda ‘desacostumbrada’. Por ejemplo, un Nadal-Djokovic en cuartos de final, o un Nadal-Murray en semifinales.

Hace años, cuando el único criterio vigente en Wimbledon era la propia voluntad de los rectores del club, podríamos haber dado por seguro que Nadal hubiera estado entre los cuatro primeros y David Ferrer hubiera sido descabalgado: Nole estaba protegido por el número uno mundial; Federer, por su tradición en el torneo; Murray, por el título olímpico y por ser británico, y Nadal por sus dos títulos y su trayectoria. Ferrer, pese a sus méritos y ser, de acuerdo a los merecimientos, el cuarto jugador del año, se hubiera visto desposeído de la cabeza de serie.

Este año las cosas han sido diferentes y Wimbledon ha aplicado a rajatabla su propio criterio: el ranking de cabezas de serie viene determinado por los puntos ATP, a los que se debe sumar el mejor resultado en hierba 12-13, y el 75% del 11-12, y este no le sirve a Nadal para remontar la plaza que le falta.

Hace años, Wimbledon no tenía mayor problema para hacer de su capa un sayo y, si queria, burlarse en la práctica de la ATP y la WTA, aunque con esta las divergencias siempre fueron menores, pues las categorías entre las mujeres siempre estuvieron más claras que entre los hombres. Históricamente, Wimbledon ponia sus propios cabezas de serie atendiendo a su popularidad en Londres y su rendimiento en hierba.

Cuando a finales de los 90 muchos tenistas se sublevaron ante esta forma de hacer, Wimbledon ofreció un pacto que, en realidad, era una trampa: ofrecia hacer más caso al ranking, pero ampliando la lista de cabezas de serie a 32 y reservándose el derecho a ‘mover’ a los clasificados dentro de este cupo. Ahora, que Wimbledon haya aceptado su propio reglamento no deja de mover a extrañeza, aunque el pasado fin de semana unas palabras de Andy Murray anticipando esta lista («será duro para Rafa, pero es lo que marca la norma») podrían haber servido de advertencia para veleidades de volver a ponerse por encima del bien y del mal.

Justicia, en suma: Ferrer ve reconocidos sus méritos, pero está por ver si en el seno del AELTC ha habido algún rechinar de dientes mientras se confeccionaba la lista. Al final, de todas formas, la norma básica será la del tenis: que el mejor tenista se hace con la cabeza de serie y, ocupa, en el torneo, el rango que él mismo se gana sobre la pista.

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