Nadal y Alcaraz, dos lesiones y un destino: París
- El paso de Madrid y Roma a torneos de dos semanas deja muy poco descanso antes de Roland Garros
El anuncio de la baja de Rafael Nadal y Carlos Alcaraz en el torneo de Montecarlo -y no son solamente ellos los únicos jugadores en anunciar su baja en el primer Masters 1000 sobre tierra, Auger-Aliassime también lo ha hecho- tiene diferentes lecturas en cuanto a la incidencia de los problemas físicos alegados por uno y otro tenista, aunque también puntos comunes en cuanto a la exigencia de la planificación de la temporada. El paso del Mutua Madrid Open y el Masters 1.000 de Roma a torneos de dos semanas de duración ha perjudicado claramente a Montecarlo, el ‘patito feo’ de los Masters 1.000, un torneo de gran tradición, pero limitado en su crecimiento precisamente por ser inseparable del entorno histórico que lo acoge: el Monte Carlo Country Club, el más pequeño de las sedes de los Masters 1.000.
Rafael Nadal lleva luchando contra su propio físico prácticamente desde el comienzo de su carrera. Recordemos que debutó en Roland Garros en 2005 porque en 2004 una lesión de tobillo le mantenía de baja -y costó bastante a su equipo convencerle de que debía descansar para no comprometer la recuperación-. A los 36 años de edad y en su tercera década en el circuito su principal objetivo es mantenerse lo bastante competitivo como para seguir jugando. Todas sus decisiones están orientadas a ello y por tanto ni pudo sorprender que hace dos semanas reconociera que su temporada depende de sus sensaciones físicas ni que ahora haya renunciado a Montecarlo. El psoas iliaco y su recuperación es ahora el problema.
El caso de Carlos Alcaraz podría ‘inquietar’ porque el jugador murciano ha encadenado varias bajas por lesión en los siete meses que van desde su primera conquista del número 1 del mundo, en el US Open. Incluso antes, tras Roland Garros 2022, debió dejar pasar la gira de hierba previa a Wimbledon por problemas en el codo derecho.
Tras el US Open, Alcaraz jugó la Copa Davis, Astaná (derrota a la primera), Basilea (semifinales) y tras París-Bercy (cuartos de final) sufrió un desgarro en la musculatura de la pared abdominal que le hizo perderse las finales de Copa Davis y las Finales ATP. Volvió a la actividad en la exhibición Mubadala, en Abu Dhabi, pero sin buenos resultados. Anunció después que padecía una lesión en el semimembranoso de la pierna derecha que de nuevo le aconsejaba prudencia. Y por ello renunció al Open de Australia para empezar su temporada en Buenos Aires. Con título.
En Río de Janeiro volvieron los problemas. En plena final ante Cameron Norrie debió vendarse la pierna derecha y después jugó visiblemente disminuido: dijo haber sentido molestias en la misma zona de la lesión previa. Por precaución no jugó en Acapulco. Después ganó en Indian Wells y llegó a las semifinales de Miami. Ahora se da de baja en Montecarlo por artritis postraumática en la mano izquierda y molestias musculares en la columna. Probablemente tanto Nadal como Alcaraz estarán sobre las pistas en el Conde de Godó.
Carlos Alcaraz jugó en 2022 70 partidos (y cuatro de dobles), con 57 victorias. A su lado está Juan Carlos Ferrero, un tenista que durante su carrera de número 1 tuvo también que lidiar con problemas físicos -que probablemente le privaran de bastantes títulos que por calidad pudo haber ganado- y por lo tanto tiene experencia en cuanto a las decisiones más aconsejables en estas situaciones.
Nadal y Alcaraz: el ‘maratón’ de torneos Godó-Madrid-Roma-Roland Garros
Que el Mutua Madrid Open y el Abierto de Roma sean torneos de dos semanas -10 días de torneo, una ronda menos que Roland Garros y al mejor de tres sets, pero con prácticamente el mismo número de días de actividad- supone jugar durante cinco semanas consecutivas: el Godó, de especial importancia para Nadal y Alcaraz, comienza el 17 de abril, el Mutua Madrid Open el 26 hasta el 7 de mayo, y Roma el 10 hasta el 21. Después, una sola semana de descanso hasta el inicio de París, el 28 de mayo. En esas condiciones, es obligado ser muy cuidadoso y limitar en lo posible el desgaste. La víctima es Montecarlo, el único Masters 1.000 cuya participación, además, no es obligatoria para los ‘top’.
El eje y objetivo final de cada fase de la temporada es el torneo que la cierra. En este caso es Roland Garros, y a la necesidad de estar en las mejores condiciones posibles para el mismo se supedita todo. Y tanto Nadal como Alcaraz saben que no es recomendable correr riesgos.
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