Andrea Jaeger de tenista a monja
El 4 de junio de 1965 nació en Chicago (Illinois) una niña que muy pronto despuntó como gran valor del tenis.
Con tan solo 14 años se hizo profesional. Era una muchacha de carácter fuerte con dos grandes coletas y juego a dos manos de revés, que se enfadaba constantemente en la pista y que fuera de ella y por culpa del tenis tenía igualmente fuertes discrepancias con su padre.
El 17 de agosto de 1981 logró colocarse como número 2 del ranking mundial en un momento de mucha competencia ya que estaban en el circuito Martina Navratilova, Chris Evert, Tracy Austin, etc.
Se quedó a las puertas de lograr algún título de Grand Slam. Navratilova se la cruzó en Roland Garros y en Wimbledon en las finales de 1982 y 1983 así que se quedó en subcampeona. Otro tanto le ocurrió con un WTA Championships, Masters Cup femenina, disputado en el Madison Square Garden de New York. De nuevo en la final y otra vez derrotada por la gran Martina.
Cansada de perder y de enfadarse consigo misma y con el mundo en 1987 con tan solo 22 años colgó la raqueta ante la extrañeza de propios y extraños. Su decisión fue firme y no volvió. Todos los que seguíamos el Circuito y la habíamos visto luchar en todas esas finales siendo una niña y peleando contra una mujer sentimos mucho su adiós.
En su carreara profesional había logrado 4 títulos, quizás muy pocos, pero desde niña solo compitió contra las grandes jugadoras del Circuito profesional.
Unos años más tarde en 1990, empezó a dirigir su vida para ayudar a los demás. Creo la Fundación Silver Lining para proteger a niños afectados por el cáncer y más tarde en el año 2006 se puso los hábitos como monja de la Iglesia Anglicana-Dominicana. Desde entonces se dedica a labores humanitarias.
Ahora Andrea cuelga el hábito por unos días y vuelve a Wimbledon invitada a jugar el Torneo de Leyendas. Que le vaya divino.
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