Virginia Ruano, la reina del doble en Roland Garros
- Seis títulos junto a Paola Suárez y Anabel Medina le contemplan, al margen de un mixto con Tomás Carbonell
Por: Pedro Hernández
Artículo publicado en La Vanguardia
En la primera década del siglo XXI, Virginia Ruano se consagró como la reina indiscutible de la prueba de dobles de Roland Garros, primero formando pareja con la argentina Paola Suárez, y después con Anabel Medina. Sus registros en París fueron absolutamente fantásticos. Entre 2000 y 2005, Ruano logró con Suárez cuatro títulos de dobles femeninos en seis finales disputadas en Roland Garros. En 2008 y 2009, volvió a consagrarse como la mejor doblista en las instalaciones del Bois de Boulogne, venciendo en esta ocasión junto a Anabel Medina, lo que significó la primera victoria de una pareja española en París. También en 2001, junto a Tomás Carbonell, Ruano se impuso en la final de dobles mixtos.
Sólo una española, Lilí Álvarez en 1929, formando pareja con la holandesa Kea Bouman, figuraba en el cuadro de honor de dobles femeninos cuando en 2001 Virginia Ruano puso el suyo por vez primera en Roland Garros, superando en la final a Conchita Martínez y Jelena Dokic por 6-2 y 6-1. “Todo fue por casualidad. Estábamos con Paola en un torneo en Estados Unidos, y vimos que con nuestro ranking combinado entrábamos para el doble. Perdimos, pero nos sentimos bien en la pista. Paola siguió jugando con su gran amiga Laura Montalvo. Yo no tenía pareja fija por entonces, pero está claro que todo era más sencillo con las argentinas por el tema de idioma y de compartir fuera de las pistas. Yo por entonces jugué bastantes dobles con Bettina Fulco”, recuerda Ruano del inicio del tándem.
Cuartos en Australia
Una vez decidieron tener regularidad como pareja, el primer buen resultado de Ruano y Suárez en los Slams llegó en 1997
Una vez decidieron tener regularidad como pareja, el primer buen resultado de Ruano y Suárez en los Slams llegó en 1997, cuando alcanzaron los cuartos de final en el Open de Australia, ronda en la que fueron eliminadas por Martina Hingis y Natasha Zvereva, a la postre campeonas. Un año después, fueron semifinalistas en el US Open (Davenport/Zvereva), y en 2000, cuando llegaron por primera vez la final de Roland Garros, en la que fueron derrotadas por Hingis y Mary Pierce, ya dieron el salto cualitativo.
Entre 2000 y 2005, Ruano y Suárez ganaron 34 de los 36 dobles jugados en Roland Garros, para un total de cuatro títulos: 2001 (Conchita-Dokic), 2002 (Raymond/Stubbs), 2004 (Kuznetsova/Likhovtseva) y 2005 (Black/Huber). “Vivíamos en una especie de burbuja de comodidad y eficacia. Nos llevamos muy bien. Dentro de la pista sabíamos que esperar una de la otra, no nos rendíamos jamás, y adquirimos un hábito ganador tremendo. Todo ello también era fruto de nuestra amistad fuera de la pista”, explica Ruano de aquellos años.
Sin embargo, no por ser el primer título de Grand Slam de dobles femenino para ellas, sino por lo que había sucedido el día anterior en la pista, la victoria de 2001 tuvo una carga emocional intensa. “Me apunté aquel año a los mixtos con Tomás Carbonell, y sin casi darnos cuenta, nos metimos en la final. Pero es que fue una final sentimentalmente extraña, porque en el otro lado estaba Paola que formó pareja con el brasileño Jaime Oncins. Evidentemente que fue una alegría, porque ganar con Tomás mi primer Slam fue bonito, pero ver perdiendo a Paola, con la que tanto compartíamos y aprendíamos, fue raro”. “Para los dos fue una sorpresa ganar. Cuando pasamos la primera ronda, ya sentíamos que habíamos cumplido. Pero las cosas se fueron dando. Viví era muy regular, siempre a su nivel, y especialmente muy positiva. Nunca se quejaba de nada, jugaba con una seriedad enorme”, recuerda Carbonell de aquel doble mixto del que no habían ni tan siquiera planeado jugar juntos.
A la mañana siguiente, cuando Vivi y Paola saltaron a la pista para disputar la final, la española era un saco de nervios. “Me puse mucha presión porque quería que se hiciera justicia, y que Paola ganara un Grand Slam. Por si fuera poco, una de nuestras rivales era Conchita Martínez, y siempre es más complicado cuando te enfrentabas a una española y buena amiga”, explica Ruano.
Aquel dominio de la pareja hispano-argentina no sólo dejo huella en París, sino que también ganaron tres ediciones consecutivas del US Open (2002 a 2004), un Open de Australia (2004) y alcanzaron tres finales de Wimbledon (2002, 2003 y 2006). “No se pueden comparar épocas, pero creo sinceramente que en la nuestra los dobles eran más complicados, porque muchas de las mejores tenistas en individual jugaban los dobles, y normalmente con regularidad y parejas estables”, comenta Ruano.
A finales de 2006, cuando Paola estaba ya muy castigada por la lesión en su pierna, Virginia Ruano tomó una decisión de importancia. Con el objetivo puesto en los Juegos Olímpicos de Pekín, y con su carrera como doblista muy por encima de su etapa en singles, Ruano decidió unirse a Anabel Medina para los dobles. “Gonzalo López, el entrenador de Anabel, había sido también mi técnico, así que todo fue sencillo para empezar a jugar juntas. Fue la primera vez que comencé a entrenar jugadas sólo para los dobles”.
Si la mayor parte de parejas olímpicas unían sus calendarios en el año en curso de la competición de los cinco aros, Vivi Ruano tenía la experiencia de que era necesario algo más. “En Atenas 2004, gané la medalla de plata con Conchita Martínez, y pese a la alegría de ganar una medalla, me quedé con la sensación de que la final ante las chinas Li Ting y Sun Tiantian se nos escapó porque antes no jugamos muchos dobles juntas. Así que, con Anabel, el objetivo era jugar mucho, a ver que tal se nos daba. Teníamos dos años por delante antes de los Juegos”.
Y torneo a torneo, todo comenzó a funcionar, y Roland Garros fue testigo de ese progreso. Tras alcanzar los cuartos de final en 2007 en su primera participación en las pistas del Bois de Boulgone (fueron derrotadas por Lisa Raymond y Samantha Stosur, primeras favoritas), la pareja española conquistó Roland Garros los dos años siguientes. En 2008 lo hicieron en la pista Suzanne Lenglen ante Cassey Dellacqua y Francesca Schiavone en un match que acabó anocheciendo. En 2009, con un aplastante doble 6-1 repitieron título en esta ocasión frente a Victoria Azarenka y Elena Vesnina. Entre ambos títulos en París, el objetivo de una buena actuación en los Juegos de Pekín se hizo realidad. No pudieron colgarse el oro, que entonces era casi una quimera con las hermanas Venus y Serena Williams en su mejor momento, pero si una plata que supo a gloria.
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