Stakhovsky, pionero de la protesta en redes sociales

Foto que tomó el jugador con su móvil

Una de las curiosidades de las primeras jornadas de Roland Garros, aunque quizá pudiera dar lugar a algún asunto de más calado, fue la discusión que mantuvo Sergey Stakhovskiy con el juez de silla Carlos Ramos.

El tema, el tradicional en el tenis: si la bola fue buena o no: el ucraniano defendía que una de sus bolas había tocado la línea, pero el línea la cantó fuera y el ‘umpire’ avaló su decisión. La novedad estuvo que como sobre tierra batida no se emplea el Ojo de Halcón y Sergey no consiguió que el juez bajara de su silla para comprobar el bote, decidió poner a todo el mundo del tenis por testigo: fue a su banquillo y sacó de su bolsa el teléfono móvil, con él hizo una foto al bote de la bola y lo colgó en twitter para buscar un veredicto popular sobre si la bola fue buena o no.

Pese a que era la primera vez que tal cosa se ve en una pista de Grand Slam, tampoco es la primera vez que los tenistas recurren a las nuevas tecnologías de la información en sus eternas discusiones con los jueces. Precisamente hace una semana, en Roma, Victor Troicki reclamó a un cámara de televisión que le acompañara a revisar el bote de una bola –y así lo hizo- para mostrar a los espectadores que él tenía razón en su reclamación.
Ambos jugadores fueron sancionados por su actuación, y en el caso de Stakhovsky se aplicó la norma que establece específicamente que está prohibido sacar el móvil durante los partidos.

Es poco probable, por lo tanto, que el ucraniano –campeón en el El Espinar hace algunas temporadas- pretenda seriamente emplear la imagen para reclamar nada, pero sí que abre camino a actitudes que pueden dar lugar a una nueva moda, cuanto menos, pintoresca. 24 horas más tarde Gael Monfils también extrajo una cámara para hacer fotos a los aficionados durante su partido con Gulbis. Y, de todas formas, si recordamos que cuando hace unos años se implantaron los micrófonos direccionales para hacer más atractivas las transmisiones televisivas, tuvieron que ser suprimidos por presión de los jugadores, dado que también servían para ser sancionados si decían alguna palabra malsonante -y de hecho, alguno lo fue por denuncia de algún espectador televisivo- por qué no pensar que algún derecho asiste a quien ahora protesta aprovechándose de las nuevas tecnologías.