Ser David no tiene precio

By on 23 febrero, 2015

david ferrer campeon rio janeiroEl final del Carnaval en Río de Janeiro no significó el final de la fiesta. Al menos para el tenis español. David Ferrer se proclamó campeón del torneo en su segunda edición tras batir cómodamente a Fabio Fognini en la final (6-2, 6-3). Resultado amplio para tratarse de dos expertos en polvo de ladrillo, y más que lo pudo ser si el de Jávea no hubiera cedido su saque en la segunda manga cuando sacaba con 5-1 para sellar la victoria. Fue la enésima exhibición de un David que, sin necesitar de su mejor versión, le bastó con imponer su dictadura desde el fondo de la pista moviendo al italiano de un lado para otro. Dominando cada intercambio y aprovechando mejor la oportunidades de ruptura, aunque ambos estuvieron muy generosos en ese aspecto, esa fue la hoja de ruta del alicantino para alcanzar en 1h 23min el vigésimo tercer título de su carrera profesional, duodécimo sobre la tierra batida.

No debe ser fácil coincidir en la misma época que el ‘Imperio Nadal’, mucho menos si eres compatriota suyo. El caso es que la etiqueta de «segundo mejor jugador del país», no solo le sienta estupendo a David, sino que le hace más grande todavía. El mundo entero esperaba a Rafa en Río para despejar las dudas sobre su estado de forma y verle de nuevo sonreír: incertidumbre ante Bellucci, dificultad frente a Carreño, sufrimiento contra Cuevas y, finalmente, despedida anticipada a manos de Fognini. Mientras, por la parte baja del cuadro, una «termita» iba royendo rondas sin hacer demasiado ruido, aprovechando que los focos apuntaban hacia otro lado. También es cierto que el sorteo le puso a Ferrer un camino dulce hasta el domingo, tanto que no tuvo cruzar con ningún top 50 hasta el encuentro definitivo. Pese a ello, el pupilo de Francisco Fogués no regaló nada y se plantó, por segunda vez esta temporada, en la disputa por un título.

Sería muy simple reprocharle a Fognini el resultado tan abultado de la final pero vaya, pónganse ustedes enfrente de una bestia que no da por perdida ni las bolas que van fuera. El italiano llegó a la última rueda del certamen después de sobrevivir a varias batallas en las que se asomó peligrosamente al abismo: Veseley, Delbonis y Nadal, cualquiera de los tres pudo haberle derrotado, sin embargo, todos sucumbieron en el intento. La bandeja de plata no tiene por qué significar un mal trago para Fabio, algo que él mismo reflejó en la entrega de trofeos: «Ha sido una gran semana para mí, que me perdone Ferrer, pero he podido vencer al rey de la tierra«. Declaración orgullosa después de caer cuatro veces ante él, la mitad de derrotas que acumula ante Ferrer (8-0). Sea uno o sea otro, lo importante es que Río, en sus dos ediciones celebradas, solamente entona el himno español.

Todavía salpican los abundantes litros de tinta descargada en 2014 hablando acerca del estado físico de Ferrer y pronosticando un final a su ya exitosa carrera. Los números, aparentemente, eso indicaban. Pues bien, si los números hablan es de justicia encumbrar el tremendo arranque de curso que el alicantino está llevando a cabo. Con un cambio de entrenador, nueva Head a estrenar y un par de pilas renovadas, el de Jávea lleva dos títulos en tres torneos disputados, es decir, un trofeo más que en todo el calendario anterior. De la noche a la mañana, de la tumba al escenario, desde el más laborioso y concienzudo trabajo, David ha vuelto a callar bocas demostrando que todavía puede alargar el mejor momento de su raqueta, ese que a la dado la mitad de sus coronas a partir de la treintena.

Consolidado ya como uno de los tenistas históricos de nuestro país, ahora falta que el mundo entero sitúe al alicantino donde se merece. Algunos rankings ya lo hacen, como el que le introduce entre los 20 jugadores con más victorias de la historia, récord que logró esta misma semana, o el que le posiciona como quinto clasificado en la Race actualmente, luciendo los casi 33 años de una manera radiante. Aquí en España no hace falta que nos digan lo que vale, por si acaso, ya nos dedicamos nosotros a recordarlo cada semana tras una nueva hazaña. Poder disfrutar de un deportista así durante más de una década hace que cada persona reflexione y se levante cada mañana con ganas de amar su profesión. Valores universales que, para un servidor, no tienen precio. «Prometo aprender a bailar samba el año que viene«, bromeaba el campeón con el público de Río tras recibir el trofeo. No se rían, si se lo propone vayan preparando la música.

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