Federer en Shanghai: no tan héroe

By on 13 octubre, 2014
Foto Roger Federer celebrando triunfo sobre Gilles Simon

Roger Federer

La expresión ‘héroe o villano’ es una frase más que manida, pero que viene al pelo para explicar lo que ha pasado, o lo que hubiera podido pasar, tras la final del Masters 1000 de Shanghai.

Ganó Roger Federer a Gilles Simon por 7-6 (6), 7-6 (2). Alabanzas para el suizo de todos los colores: “Roger el más grande”, “Jugó un partidazo”, “Triunfo más que merecido”, “Puede aspirar al número 1 del mundo”, etcétera. Que, según se mire, es más o menos cierto.

Para mí, sin duda es uno de los más grandes de la historia, nada que discutir. Sobre lo de que jugó un partidazo, discrepo. No fue un buen partido de Roger Federer, que estuvo al borde del precipicio en los dos sets. En el primero, 5-4 y saque de Simon y en el segundo, 6-5 con dos saques de set para el galo.

Con triunfo merecido basta, porque aguantó mejor los momentos claves y ganó. Se dice que los puntos importantes los ganan los buenos y es muy cierto. El ‘bueno’ era Roger y los ganó, pero quizás jugó mejor que Simon solamente esos puntos.

Sobre que puede aspirar de nuevo al número 1, es una realidad contando con la suerte de que esta temporada: Djokovic no está demasiado bien, Nadal metido en lesiones y Murray pasando un calvario. Claro, que todo esto son situaciones que pueden suceder y que no le restarían méritos si volviera a lo alto del ranking, ya que la historia no se acordaría de las circunstancias para nada.

Para mí, lo que queda de esta final es cómo hubiera cambiado todo si pierde, y de verdad que pudo suceder. Los calificativos hubieran sido muy distintos: “Roger en el final de su carrera”, “Partido mediocre del suizo superado por su rival”, “Federer no mereció ganar” y la más dura: “Nunca volverá a ser quien fue”.

Federer ganó merecidamente porque ganó los puntos que tenía que ganar. Eso sí, ayudado por la presión que no supo superar Simon, pero que forma parte del juego, y se convirtió en el héroe. Pero estuvo a dos pasos de ser villano o, al menos, a una suerte de decepción. Se salvó y yo me alegro porque es cierto que el tenis le debe mucho a Federer, y hoy le dio una manita para devolverle algo.

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