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Federer buscará nuevas metas al lado de Ljubicic

By on 18 diciembre, 2015

Federer Swiss OpenPor: Guillermo Fernández

A más de uno ha pillado de imprevisto el anuncio de la ruptura profesional entre Roger Federer y Stefan Edberg, el mismo que le ha convertido desde 2014 otra vez en alguien competitivo. Pese a ser una separación amistosa, no deja de sorprender por lo mucho que ha aportado al genio de Basilea en las dos últimas temporadas.

El ganador de seis grandes ha dotado a Federer de más sobriedad y seguridad en la red, donde destacó el sueco en la década de los 80 y 90. Una mejoría que ha ayudado a Federer a acariciar junto a él hasta en tres ocasiones el decimoctavo Grand Slam. Parece que la última barrera para ser otra vez el que mandaba con autoridad en el circuito masculino, no está en la raqueta. Se trata de un tema mental y por ello ha recurrido a los servicios de Ivan Ljubicic.

El currículo de Ljubicic como jugador está a años luz del de Edberg, pero podría ser el indicado para la faceta de psicológica. Buena cuenta de ello puede dar Milos Raonic. El canadiense ha serenado su carácter impulsivo para encarar con otra mentalidad los puntos decisivos. Solo hace falta verle en los descansos para comprobar que con Ljubicic ha trabajado cuestiones más allá del juego. Y es que sentado en su silla parece estar abordando un ejercicio de terapia espiritual más que un partido.

Y precisamente es la batalla psicológica la que Federer tiene perdida con alguno de sus rivales más directos. Durante años fue una constante con Rafa Nadal, quien le irritó en infinidad de ocasiones con ese golpeo de bote alto a su revés en tierra batida. En circunstancias similares, Novak Djokovic le lleva la delantera, de ahí que el serbio, entre otras razones, resolviera a su favor los breaks más trascendentales en las tres finales de Grand Slam que han disputado en los dos últimos años: Wimbledon (2014 y 2015) y el US Open (2015).

Un arma más que el talento para volver a ganar
El suizo precisó únicamente de su talento para llegar al éxito. Un arma que se hace insuficiente ante el Djokovic de la actualidad como con el Nadal del pasado. A sus 34 años, no ha perdido el apetito competitivo y quiere mantenerse como una de las principales apuestas deportivas de cara a los Grand Slams, abriéndose a nuevas enseñanzas.

Ante todo, no tiene previsto retirarse a corto plazo, sino todo lo contrario. Quiere alargar por tres años más su carrera, tal y como aclaró Severin Luthi, jefe de su equipo . Al no basarse su tenis en el físico como el de Nadal por ejemplo, su cuerpo se resiente menos y suele ser uno de los jugadores menos castigados por las lesiones del top-ten, lo que le permite ser uno de los pocos fijos en cada grande. De hecho, desde el 2000 ha disputado todos los campeonatos posibles de esta condición, un total de 64.

Por otro lado, Luthi ha hecho a la figura más mediática del órgano técnico sentirse como uno más siempre. Así fue con Paul Annacone, al que se vincula con Nadal, y Edger y en sentido el proceso de adaptación con Ljubicic no llevará mucho, puesto que los dos guardan además una estrecha relación personal.

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