Andrés Gómez 30 años de una gran hazaña ecuatoriana

By on 5 junio, 2020

Por Diego Pacheco
Hace 30 años, un ecuatoriano logró algo jamás conseguido hasta el momento para un tenista ecuatoriano. Ganar un torneo de Grand Slam a nivel individual, y como valor agregado uno de los más prestigiosos: el Roland Garros en 1990. En cabeza de su entrenador chileno Patricio “Pato” Rodríguez logró una hazaña inédita para su país, pues se convertía en el segundo latinoamericano en conseguirlo después de que lo lograra Guillermo Vilas. En esa final venció al norteamericano Andre Agassi en una final que se definió en cuatro sets.


Andrés Gómez Santos nació en Guayaquil un 27 de febrero de 1960. Sus primeros pasos en el tenis fueron en el Guayaquil Tenis Club desde los 9 años, donde ingresó a la escuela que dirigía el entrenador Miguel Olvera, quien recientemente había sido protagonista de uno de los mejores triunfos del tenis ecuatoriano cuando derrotaron a los Estados Unidos en una serie de Copa Davis en 1967. Con Olvera como entrenador, Andrés fue encontrando el camino que lo llevaría a apasionarse por el deporte blanco.


A los 14 años disputó su primer torneo internacional en la ciudad de Cali, Colombia, el torneo “Sultana del Valle” de mucha tradición en la época, enfrentando a diversos jugadores sudamericanos con los que además de foguearse, fue mostrando sus condiciones tenísticas. Seguidamente empezó a representar a Ecuador en los sudamericanos en las distintas categorías tanto infantiles como juveniles. Con el pasar de los años, fue encontrando afinidad definitiva por el tenis a pesar de que se interesaba en otros deportes como el baloncesto, el surf y el fútbol.


El entrenador que sin duda marcó los inicios de su carrera fue el gran extenista australiano Harry Hopman quien observaría sus condiciones en su academia establecida en La Florida, lugar en donde Andrés había llegado con otros compañeros de su país a entrenar durante algunos meses, y donde fue becado y se establece definitivamente para seguirse formando en un ambiente formidable junto a grandes jugadores como John McEnroe, Vitas Gerulaitis y los hermanos Gullikson.


Debuta a nivel profesional en el circuito Atp en el año de 1979, y tan solo un año después consigue su primer título como doblista en Sarasota, Estados Unidos junto a su compatriota Ricardo Ycaza. Luego vendría una seguidilla de títulos junto a su compañero habitual, el chileno Hans Gildemeister con el que levantaría 17 de sus 33 títulos en dobles.


Pero sin duda su carrera tenística individual no fue menos relevante, logrando 21 títulos donde se destacan Roma, Barcelona, Madrid y Roland Garros, demostrando su poderío tenístico en la tierra de arcilla. Precisamente en 1990, año en el que logra esa gran gesta histórica para el tenis ecuatoriano, al levantar la Copa de los Mosqueteros por primera vez de manera individual, logró levantar al hilo los tres torneos más importantes en la temporada de arcilla: Barcelona, Madrid y París.


Por más de 10 años había intentado jugar la final en la Philippe Chatrier, donde en el 84, 86 y 87 había alcanzado los cuartos de final, pero siempre se cruzaba en el camino con un hueso duro de roer, el gran campeón checo Ivan Lendl, quien curiosamente en 1990 decide no participar en Roland Garros, declarando “que su meta para ese año era ganar Wimbledon y que por tal motivo no jugaría la temporada de arcilla”. Esta circunstancia le abrió más las posibilidades al tenista ecuatoriano quien era consciente que se liberaba previamente de un gran escollo.


El mismo Andrés confiesa “haber llegado a esa final con una sensación especial por todo el proceso que había realizado”, gozaba de un gran optimismo y de una mentalidad ganadora incluso antes de disputarse la final, tenía muy claro que era su momento para levantar la tan anhelada Copa, jamás se dejó amilanar por el favoritismo del que gozaba Agassi antes de iniciar el torneo. Tenía claro en su cabeza que su mayor rival era él mismo, y si lograba ganar mentalmente, plasmaría esa misma sensación en la cancha.


Las sensaciones al lograr el punto decisivo para conquistar el campeonato son muy especiales, y a treinta años de haberlo vivido mantiene ese episodio de su vida muy latente. “Se siente un gran alivio…en ese momento te encierras un poco en un sentir de agradecimiento a las personas que se me venían al pensamiento. El grupo de socios del Guayaquil Tenis Club que me habían apoyado para algunos viajes, otros me habían donado raquetas, me habían dado la oportunidad de viajar y muchos me habían acompañado a diversos torneos del mundo, y finalmente podía darles ese trofeo por el cual ellos también habían trabajado, sin duda el recuerdo de mi padre, mi madre y mi familia”.


Si bien es cierto que Andrés Gómez lograba un paso muy importante en su carrera profesional como tenista, gracias a su disciplina y constancia como deportista, también se debía al acompañamiento de personas que estuvieron siempre cerca como lo fueron Colón Núñez, el “Pato” Rodriguez, Ricardo Ycaza y Raúl Viver, miembro del equipo de Copa Davis. Era sin duda un trabajo en conjunto que sin duda merece el reconocimiento de todo un grupo de trabajo.


En el primer set se evidenció a un Agassi más nervioso, permitiendo que Andrés lo pudiese quebrar rápidamente y llevarse un 6-3 sin ningún problema. El segundo set, se vislumbra a un Agassi más motivado a pelear la final y logra endosar un 6-2. El tercer set inicia con un quiebre perfecto por parte del ecuatoriano, y logra recuperar la confianza que tenía, ganando el set 6-4 manteniendo el saque. En el cuarto y definitivo set, Andrés juega un tenis mucho más agresivo y rápido, manteniendo a Agassi siempre a la defensiva cuando no era habitual en su juego. 6-4 final y triunfo.


Treinta años después de este gran momento de su carrera, Andrés continúa vinculado al deporte del cual continúa enamorado y que le permitió conformar una familia y un vínculo de amistad con muchos de sus rivales a los que enfrentó. Actualmente tiene una academia de tenis junto a su compañero y amigo Raúl Viver y trabajan en el Guayaquil Tenis Club, conformando un grupo de ochenta chicos en categorías infantil y juvenil. De esta academia han salido jugadores que actualmente conforman los equipos en Copa Davis y Copa Federación respectivamente. Su principal meta es enseñar los valores del tenis como complemento en la formación de cualquier jugador, pensando siempre en que se pueden desarrollar jugadores que lleguen al plano profesional, en donde la formación educativa cumpla un papel preponderante.

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