Emilio Sánchez Vicario y la Copa Davis de Mar del Plata

By on 16 diciembre, 2013

Emilio Sánchez Vicario: «Lo mejor de haber ganado en Mar del Plata es el sentimiento que se generó en un pueblo español deprimido»

Una profunda charla con el capitán de España en aquel match de Copa Davis que siempre será un «karma» para el tenis argentino. Revela que, al llegar a la ciudad y ver que los locales se habían ido al casamiento de Chela, sintió que los rivales «empezaban a perder la ventaja que tenían». Además, cree que Del Potro «algún día se arrepentirá» por sus actuales renuncias.

Entrevista de Pablo Amalfitano, periodista argentino de Mar del Plata

 

Cinco años después, Emilio Sánchez Vicario cuenta las sensaciones que le dejó la histórica final de Mar del Plata: cómo afrontó aquel escollo impenetrable; de qué manera preparó a sus jugadores ante la ausencia de Rafael Nadal, el número uno del mundo; y por qué España dejó a Argentina con las manos vacías. También hace un paréntesis para hablar sobre el divorcio entre Juan Martín Del Potro y la Asociación Argentina de Tenis y las razones por las que nuestro país aún no bebió de la Ensaladera de Plata.

En la previa ambos equipos acarreaban problemas. Argentina, por la elección de la sede y las diferencias entre sus jugadores. España, por el conflicto con Pedro Muñóz (por entonces Presidente de la Real Federación Española de Tenis) por haber disputado la semifinal ante Estados Unidos en la altura de Madrid…

-Así es. Pienso que la adversidad nos unió como equipo. La ausencia de Nadal les permitió a otros aprovechar la oportunidad. En Argentina los problemas eran entre jugadores; en nuestro caso, con la Federación.

En su libro “Soñar para ganar”, usted cuenta que el bus que los trasladó de Buenos Aires a Mar del Plata demoró ¡8 horas! Algo poco común… ¿Cómo manejó eso con sus jugadores?

-Hasta yo mismo me sorprendí por la buena energía que había en el grupo. Nadie se quejaba, todos nos relajábamos y nos divertíamos. Parecía el prólogo de la historia. Todo estaba muy bien.

¿Qué pensó cuando llegó a Mar del Plata, el domingo previo a la serie, y vio que el equipo argentino no estaba, sino que había viajado a Buenos Aires por el casamiento de Juan Chela?

-Pensaba que, aunque fuesen muy colegas y les apeteciese asistir, no estaban con la cabeza en la eliminatoria. Ir al casamiento significaba perder el foco. La verdad es que me puse contento porque no nos valoraban. Empezaban a perder la ventaja que tenían y eso se les podía dar vuelta.

Al ver el estadio Polideportivo, dijo que se parecía a una “caja de zapatos: sin fondos, con el techo bajo y la gente muy encima”. ¿Cómo trabajó el factor público con sus jugadores?

-Pues vimos videos, tratamos de evadirnos. Tratamos de pensar sólo en lo nuestro. Recuerdo la frase de “Feli” (Feliciano López) en un cambio de lado mientras jugaba el segundo punto ante Del Potro: “Me están diciendo de todo; insultan a mi familia pero lo hacen tan bien que me emociono”. Estaba listo para la batalla. Cuando no te afecta un público como el de Argentina, entonces puedes hacer lo imposible.

¿Fue el ambiente más hostil que le tocó vivir en el mundo del tenis?

-No. De jugador enfrenté a la antigua Yugoslavia de Goran Ivanisevic y Slobodan Zivojinovic (NdR: Cuartos de final de 1989, España cayó  4-1 de visitante). Allí sí que era difícil. Todos los jueces respondían a los gestos del capitán. En Argentina los jueces fueron muy profesionales; con el Ojo de Halcón todo ha cambiado mucho.

Argentina contaba con un equipo galáctico, perfecto para acabar con el maleficio de la Davis y lograr el título por primera vez y tras dos finales perdidas (Cincinnati 1981 y Moscú 2006). El talentoso David Nalbandian, “el mejor jugador del mundo en canchas duras bajo techo”, como lo definió el propio Sánchez Vicario; y el ascendente Juan Martín Del Potro, héroe de las semifinales ante Rusia. Agustín Calleri y José Acasuso completaban el conjunto de Alberto Mancini. Los entrenamientos del equipo local fueron bastante livianos, sobre todo desde el momento en que se anunció la baja de Nadal.

¿Cree que Argentina involuntariamente “subestimó” un poco aquella final desde el momento en que Rafa dijo que no podría jugar y no se preparó como debía?

-No puedo opinar desde afuera en ese aspecto. No conozco la realidad por la que pasaba el equipo argentino. Quiero creer que se prepararon lo mejor que pudieron.

-Del Potro había contado en la previa que el juego de Feliciano lo complicaba. ¿Qué fue lo que lo llevó a decidirse por él como segundo single del viernes?

-“Feli” estaba ready. Había hecho todo para jugar. Lo fundamental era que creía que podía competir tanto contra Del Potro como contra Nalbandian. No les puedes pedir más a tus jugadores. Salir a competir genera oportunidades y a veces terminas ganando como le pasó a él.

-¿Debió Juan Martín haber desestimado el Masters de Shanghai para preparar mejor la final?

-Jugaba su primera final de Copa Davis y su primer Masters. No se puede dejar de lado un Masters, mucho menos si se juega en la misma superficie. Hizo un gran esfuerzo y por muy poco no lo consiguió. Si hubiera ganado el segundo set en el tie break, entonces habría sido otra final…

-A medida que veía de afuera los conflictos de Argentina, ¿qué hacía para mantener a sus jugadores motivados y enfocados en el objetivo?

-Nunca lo sabes. Lo que nos motivaba era la buena energía de nuestro grupo y, sobre todo, el buen trato con la gente de Mar del Plata. Fue genial. Generamos un estado ideal de competición en campo contrario y superamos la adversidad. Es historia del deporte.

-A Ferrer se lo vio totalmente falto de confianza el viernes tras la derrota con Nalbandian. ¿Fue eso lo que lo llevó a reemplazarlo por Fernando Verdasco?

-Llevaba así dos meses. Intentó ponerse a tono. No jugó tan mal, lo que pasa es que tuvo enfrente al mejor David y no encontró opciones. Lo reemplacé porque le mostró a todo el mundo que no estaba competitivo. Después del partido dijo que así no le podía ganar a nadie. Lo sustituí, sí, pero fue clave en la victoria de Fernando ante Acasuso. Fue el primero en animar, aconsejar y sufrir detrás de mí. Se portó como un campeón. Me alegré muchísimo años después por sus grandes triunfos en Estados Unidos (ante Roddick y Fish en Austin) y en la otra final en Sevilla (ante Del Potro). Es un luchador, un ejemplo, y mucho mejor jugador de equipo.

-¿De qué manera logró aislar a Verdasco del duro ambiente que le tocó afrontar en el punto decisivo ante “Chucho” Acasuso?

-Nunca le aislé. Se metió tanto que el público le ganaba. Lo intenté todo por las buenas, por las malas, me peleé con él. Creo que parar en el cuarto set, ir al vestuario, ver a “Feli” con las garras, vestido y listo para un eventual quinto punto, le hizo olvidarse del público. Se puso a jugar y ganó. A la vuelta del baño me dijo: “¿De verdad crees que si juego despacio puedo ganar?”. Llevaba dos sets diciéndole que no hacía falta ganarle los puntos a Acasuso, que había que tener calma y jugar tranquilo, que después lo mataría a derechazos. Y así pasó. También ayudó que Acasuso, aunque jugó con mucha ilusión, llevaba tiempo fuera de las canchas.

-En la cena de campeones, el domingo, Nalbandian le dijo al preparador físico Claudio Galasso: “Perdimos la Davis con dos doblistas”. ¿Qué pensamiento le genera?

-La verdad es que perdieron el doble por dos puntos. Una vez más. El deporte a veces es muy cruel para el que pierde. Argentina merecía ganar y Nalbandian merecía esa Copa; venía jugando espectacular.

Sánchez Vicario tiene un amor especial por la Copa Davis. No tuvo la oportunidad de jugar una final como jugador, pero supo cómo ganar la que le tocó sufrir desde el banco. Aún no entiende cómo Argentina no tiene la Copa en sus vitrinas: “Ha estado tan pero tan cerca en Mar del Plata y en Sevilla que debió haber ganado una de esas finales. Las dos veces perdió por un punto, una línea muy fina. Es una pena. Como se ha mostrado en la despedida de Nalbandian, Argentina como país debe estar orgulloso de sus tenistas y de cómo viven la Davis. No la han ganado, pero han competido y han estado muy cerca. Deben estar contentos. España tardó 50 años en ganarla. Con los jugadores que produce, Argentina se quedará algún día con la Copa. Espero que la consiga con Martín Jaite de capitán”.

-Algunos especialistas dicen que la Davis no sólo se gana con un gran potencial tenístico, sino que también se necesita un poco de fortuna. Alex Corretja deslizó tras la eliminatoria que, de haber jugado Nadal, habría cambiado el orden de los partidos del viernes y probablemente Nalbandian y Del Potro habrían ganado sus singles…

-No se sabrá nunca quién hubiese ganado los partidos que no se jugaron. A Nadal nunca hay que darlo como víctima. Si tiene algo es que siempre encuentra la forma de competir y luchar. Si hubiera jugado Rafa, el peso de la final habría caído sobre nosotros. No soy adivino y no sé lo que habría pasado. De todas maneras habría sido una final durísima. ¿Quién habría ganado los puntos clave? ¿Quién se hubiese llevado la Copa? ¿Quién es el mejor del mundo en esas situaciones? Lo único que sé es que si Rafa hubiera jugado, habría dejado la vida como siempre lo hace.

-¿Qué cree que hizo bien España para ganar y qué piensa, desde su lugar, qué hizo mal Argentina para perder?

España ganó los puntos clave y Argentina los perdió. Es una línea muy pero muy delgada. Esos partidos se juegan a muy pocos puntos. Nosotros estábamos ready para jugarlos. ¿Buscamos la suerte? ¿Nos vino a buscar? Lo único cierto es que lo dimos todo.

Pese a haber jugado cuatro finales mundiales, a Argentina siempre le falta algo para ganar la Davis.  Para Emilio Sánchez Vicario, sólo resta colocar la frutilla en el postre: “Argentina es, después de España y Francia, el mayor productor de tenistas a nivel internacional. Los argentinos ganan mucho, y en Davis también lo hacen. Han jugado montones de finales y semifinales. Sólo les falta la Copa, que es muy difícil de lograr. El pueblo argentino debe estar orgulloso de sus tenistas”.

La Davis en 2014 volverá a Mar del Plata, donde Argentina recibirá a Italia. ¿Qué es lo mejor que recuerda de la ciudad, lo que más le gustó, y por qué cree que es adecuada para organizar acontecimientos de este tipo?

-Mar del Plata es adecuada porque es una ciudad balneario y la eliminatoria será en verano. Y porque es una ciudad de tenistas. Me impresionó el calor de su gente. Y el mar, imponente, que genera paz pero también impone respeto. El mar la ensalza por su personalidad.

Como en todo 2013, Argentina no contará con su máximo exponente ante Italia. Una vez más, el número uno argentino y quinto a nivel mundial decidió no jugar la Davis, aunque esta vez les envió una carta incendiaria a la Asociación Argentina de Tenis y al capitán Jaite.

-Del Potro decidió develar todo su enojo a través de una carta ¿qué opinión le merece la distancia que mantienen el jugador y la AAT, aun con Nalbandian afuera?

-Es una pena para ambas partes. Del Potro vive sus mejores años sin representar al país; algún día se arrepentirá. Por parte de la Asociación, hay que decir que es un fracaso. Su labor es competir con el mejor equipo posible. No hacerlo con los mejores jugadores es un fracaso. Estos asuntos no se solucionan por carta…

-¿Cómo se solucionan?

-Del Potro hizo un gran esfuerzo en el pasado. Dos veces estuvo a punto de lograr el éxito, de alcanzar la gloria. Ahora se siente lejos, poco valorado, le duelen las críticas y el vacío. Siempre lo culparon a él. Y su orgullo no le deja ver que el que más pierde si no juega es él mismo. Todo un país no entiende que no juegue la Davis. La mejor afición del mundo, la prensa más exigente del planeta, todos y cada uno deberían hacer un examen interno y a partir de ahora ir hacia el mismo lado. Tienen que hacerle sentir a Del Potro que debe jugar, que puede competir, que merece esa Copa. Que pasen los años y Argentina no compita con los mejores es una pena. Por lo que lo conozco, pienso que Martín Jaite tiene la capacidad de liderazgo como para hacerle sentir a Juan Martín lo que significa para Argentina. Todos deben conjugarse en pos del objetivo y aprovechar que Argentina tiene una súper generación. No pueden dejar pasar esta oportunidad. El equipo argentino debe olvidar el pasado y conseguir ese preciado galardón.

Dueño de una gran trayectoria como jugador de Copa Davis, con 24 series y un récord global de 32-23, Emilio Sánchez cree tener la llave para que Argentina finalmente pueda ganar la Ensaladera: “Para ganar la Davis necesitas uno o dos Top Ten y uno o dos Top 30 que compensen el equipo cuando los mejores no puedan estar. Además necesitas doblistas. Con el pack completo de jugadores, Argentina sería muy competitiva; sin Del Potro forma un buen equipo pero aspirar al título es mucho más difícil. Veremos si alguien se lo hace ver y finalmente se vuelca por su pueblo”.

Emilio Sánchez Vicario ex número uno del mundo y campeón de tres Grand Slams en la modalidad de dobles, culmina con una sensata reflexión sobre el tema: “Al final, cuando hacemos un resumen, nos quedamos con lo que conseguimos. Yo daría todo por hacer feliz a todo un país y poner el peso sobre mis espaldas. No fui capaz de ganar la Copa Davis como jugador. También estuve un par de años sin jugarla y ahora me arrepiento. Lo mejor de haber ganado en Mar del Plata es el sentimiento que se generó en un pueblo español deprimido. Fueron felices con una victoria. Es lo que tiene el deporte. Nunca lo olvidaré. ¡Alguien tiene que convencer a este hombre para que lo dé todo y vuelva a jugar por Argentina!”.

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