Rumbo al Mundial de Pickleball: Hablan los campeones de Europa
Por Roberto Dueñas, CEO Pickleball Europe y colaborador RFET – PICKLEBALL
Roma amaneció con un brillo especial el pasado domingo. Bajo un cielo de otoño que combinaba sol y mármol, la historia del pickleball europeo escribió una nueva página dorada: España se proclamó campeona de Europa. Un logro que no solo consagra a un equipo, sino que confirma una tendencia imparable: el crecimiento meteórico del pickleball español hacia la élite mundial.
La cita, celebrada en el Foro Itálico de Roma, reunió a las mejores selecciones del continente en una semana intensa de partidos, emoción y un nivel técnico que refleja la madurez que ha alcanzado este deporte en Europa. Y allí, en medio del bullicio de banderas y gritos en varios idiomas, la rojigualda ondeó más alto que nunca.

El arquitecto del triunfo: Esteban Martínez, el estratega tranquilo
“Esto no ha sido cuestión de suerte. Es fruto de una planificación, de creer y de trabajar con humildad”, decía emocionado el seleccionador Esteban Martínez, apenas minutos después de la final.
Martínez, con su habitual serenidad y una mirada que combina táctica y humanidad, ha sido el motor silencioso detrás de este éxito. Su enfoque ha sido claro: formar un grupo unido, competitivo y con hambre de crecer. En poco menos de un año, ha conseguido transformar un conjunto joven en una máquina precisa, donde cada jugador entiende su papel dentro de un engranaje que prioriza el equipo por encima de los nombres.
Bajo su dirección, España ha desarrollado un estilo propio: un pickleball agresivo, técnico y con una fuerte base táctica, sin perder la pasión latina que tanto intimida y enamora a partes iguales. “Esteban nos ha enseñado a competir sin miedo, a disfrutar del punto decisivo como si fuera el primero”, confesaba Sabrina Méndez, una de las grandes protagonistas del campeonato.

La RFET y Yasin Harrus: la visión detrás del éxito
Pero ningún triunfo se construye sin cimientos sólidos. Detrás de esta hazaña se encuentra el impulso institucional de la Real Federación Española de Tenis (RFET), que desde hace dos años apostó decididamente por integrar el pickleball en su estructura, dotándolo de recursos, calendario y visibilidad.
Al frente de esa visión está Yasin Harrus, responsable del área de pickleball en la RFET, quien ha sabido entender que este deporte representa una oportunidad estratégica para España: “Queríamos que el pickleball español tuviera identidad, estructura y proyección internacional. Este título demuestra que vamos por el camino correcto”, afirmaba Harrus tras la entrega de medallas.
Bajo su liderazgo, la RFET ha impulsado programas de desarrollo, formación de técnicos y torneos nacionales homologados, además de estrechar la colaboración con clubes, comunidades
autónomas y federaciones locales. “España tiene una ventaja natural —añade Harrus—: una cultura deportiva diversa y una red de instalaciones que nos permite crecer rápido. Ahora solo faltaba creer que podíamos ser los mejores, y Roma lo ha confirmado”.
Los héroes de Roma: Méndez, Canyadell, Carvajal y Jardim
El triunfo español se construyó sobre actuaciones individuales de altísimo nivel, todas con un denominador común: entrega total y mentalidad ganadora.
Sabrina Méndez: la nueva referencia femenina europea
Pocos jugadores encarnan mejor el espíritu de esta selección que Sabrina Méndez. En Roma fue determinante tanto en individuales como en dobles, donde su consistencia, temple y lectura del juego marcaron la diferencia. Su papel ha sido también simbólico: representa a una nueva generación de mujeres que están elevando el nivel técnico y mediático del pickleball en España.
“Lo que vivimos aquí es histórico, pero lo mejor es que apenas estamos empezando”, comentaba Méndez con una sonrisa, mientras sostenía la bandera española sobre sus hombros.
Pep Canyadell: la roca de siempre
En los momentos clave, Pep Canyadell volvió a demostrar por qué es uno de los jugadores más respetados del circuito europeo. Experiencia, cabeza fría y una capacidad infinita para adaptarse a los rivales. “Pep es el jugador que todos los entrenadores quieren tener —dice Martínez—. Da equilibrio, confianza y contagia energía positiva”.

Su dupla con Glauka Carvajal en los dobles mixtos fue uno de los puntos fuertes del combinado nacional. Una pareja sólida, con química en la pista y una combinación perfecta de precisión táctica y potencia emocional.
Glauka Carvajal: garra y corazón
Carvajal, oriunda de Andalucía, fue una de las sensaciones del torneo. Su intensidad, su empuje en cada punto y su capacidad para remontar partidos imposibles la convirtieron en ídolo del público. “Cada vez que entro a la pista con esta camiseta siento algo diferente. Luchar por España te da un plus que no se puede explicar”, declaró tras vencer en semifinales.

Marcello Jardim: la leyenda que inspira
Y si hubo un nombre que levantó pasiones en Roma, fue el de Marcello Jardim, el brasileño nacionalizado español que, a sus más de 50 años, sigue demostrando que el talento no tiene edad. Su presencia en el equipo ha sido un lujo: un mentor en la pista, un referente técnico y humano.
“Marcello representa la conexión entre generaciones —afirma Harrus—. Es la prueba viviente de que el pickleball es un deporte inclusivo, donde la experiencia y la juventud pueden coexistir y complementarse”.
Jardim brilló especialmente en la categoría +50, donde España también dominó con autoridad, consolidando un bloque que mezcla veteranía y frescura como ningún otro país europeo.

La fortaleza de los +50: experiencia que marca el camino
Una de las grandes historias de este campeonato ha sido el papel de los jugadores de más de 50 años. España no solo ganó la categoría, sino que lo hizo con un nivel de juego admirable, técnico y mentalmente impecable.
El éxito de los +50 demuestra el poder de un modelo inclusivo, donde la edad no es un límite, sino un valor añadido. “Los veteranos aportan calma, estrategia y sabiduría de pista. Han sido un espejo para los más jóvenes”, explica Martínez.
Este equilibrio generacional es una de las claves del proyecto español: la combinación entre la energía de los nuevos talentos y la serenidad de quienes ya han vivido muchas batallas deportivas.
En Roma se vio un equipo maduro, cohesionado, y sobre todo, orgulloso de representar un país donde el pickleball ya no es una promesa, sino una realidad consolidada.
Las mujeres al poder: liderazgo, técnica y determinación
Otro de los pilares del éxito ha sido el desempeño de las jugadoras españolas, que firmaron un torneo excepcional. Más allá de las medallas, lo destacable fue su presencia constante en las rondas finales, demostrando que el nivel femenino en España está alcanzando cotas históricas.
“Las chicas han sido el motor del equipo”, reconocía Esteban Martínez. “Han entrenado con disciplina, han creído y han competido con una madurez impresionante”.
Sabrina Méndez, Glauka Carvajal y otras jugadoras emergentes como Sara Chumillas y Claudia Caymel consolidan un movimiento femenino en auge, con impacto no solo en lo deportivo, sino también en la promoción del pickleball en colegios, clubes y eventos internacionales.
España, de promesa a potencia europea
Lo que hace apenas unos años parecía un sueño hoy es una certeza: España es una potencia del pickleball europeo. El trabajo estructural de la RFET, el talento de los jugadores, el liderazgo de Martínez y la visión de Harrus han convergido en un resultado tangible: el oro continental.
Pero este éxito no es un punto de llegada, sino un punto de partida. El pickleball español ha ganado visibilidad mediática, apoyo institucional y, sobre todo, respeto internacional. Los rivales ya no ven a España como una nación emergente, sino como una amenaza real.
“Hemos demostrado que el talento está, que la estructura funciona y que la pasión es infinita. Ahora el reto es mantenernos en la cima”, sentencia Harrus.
Camino a Florida: el próximo desafío mundial
Con la euforia aún latente, la mirada ya apunta a la próxima gran cita: el Campeonato del Mundo de Pickleball, que se celebrará en Florida a finales de este mes.
Allí, España competirá frente a las grandes potencias globales —Estados Unidos, Canadá, México y Australia— en un evento que promete ser el más espectacular en la historia del deporte.
“Vamos con ilusión, pero también con ambición. Sabemos que el reto será enorme, pero ya nadie puede subestimarnos”, asegura Esteban Martínez.
Para los jugadores, será una oportunidad de medirse con los referentes mundiales, de seguir aprendiendo y, por qué no, de soñar con un nuevo hito. Para el pickleball español, será una vitrina perfecta para consolidar su posición en el mapa global.
El futuro ya está aquí
Más allá de las medallas, lo que se ha vivido en Roma es la confirmación de una tendencia: España ha entendido el valor del pickleball. No solo como deporte competitivo, sino como fenómeno social, educativo y turístico.
En todo el país están surgiendo clubes, torneos y academias; las universidades comienzan a incluirlo en sus programas deportivos; y los medios empiezan a hablar de él con el respeto que merece.
El oro de Roma es más que un título: es la validación de una visión colectiva, la recompensa a un grupo de soñadores que hace pocos años jugaban en pistas improvisadas y que hoy conquistan Europa.
Epílogo: Roma eterna, España invencible
Cuando la ceremonia de clausura se apagaba y los ecos de los aplausos se mezclaban con el rugido de las gradas, los jugadores españoles se abrazaban con lágrimas y sonrisas. En el centro del podio, la bandera rojigualda ondeaba sobre el Coliseo moderno del pickleball europeo.
Allí estaba Esteban Martínez, mirando a su equipo con orgullo. A su lado, Yasin Harrus, consciente de que este triunfo no es casualidad, sino consecuencia. Y, rodeándolos, nombres que ya forman parte de la historia del deporte: Sabrina Méndez, Pep Canyadell, Glauka Carvajal, Mauro Garcia, Ignasi de Rueda, Claudio Quiñones, Claudia Caymel, Sara Chumillas, Marcello Jardim, Dani Paco, Gabriel Satrústegui, Juan Bernardo Avilés,Monica Ramírez, Carmen Errejón, Nuria Salvador y Araceli Senciales
Roma los vio coronarse, pero el mundo empieza ahora a conocerlos.
España no solo ha ganado un campeonato. Ha conquistado el corazón del pickleball europeo.
Y esto —como diría Martínez—, “solo es el principio”.













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