Miguel Méndez; pasión de encordador

By on 2 diciembre, 2014

Entrevista de: Goyo Ybort. @KyKClub

Miguel Méndez es una de esas personas que uno debe conocer, al menos, una vez en la vida. Esencialmente, por la capacidad para contagiar su ilusión, sus inventos y, porqué no decirlo, su sabiduría bien aplicada al deporte.

Polifacético zamorano, afincado en el pequeño municipio Navalafuente (Madrid), ha sido amante y practicante de diversas disciplinas deportivas como bádminton, balonmano, boxeo, cross (atletismo), ciclismo, frontenis, fútbol, fútbol sala, squash, windsurf, y, por supuesto, tenis; siendo de los primeros practicantes en algunos de ellos.

Miguel Méndez

Miguel Méndez

Su pasión y vocación por el deporte le convirtió en emprendedor y empresario dentro del sector, interviniendo como asesor e impulsor de nuevas marcas y artículos, también para multinacionales y grandes almacenes; siendo un reconocido encordador. Como deportista nunca se sabrá adónde habría llegado, al combinar siempre la práctica con la actividad industrial.

En la actualidad, ejerce en la compañía Méndez Sport que fundó, pero también como alcalde de su municipio, puesto al que llegó por aclamación popular, tras una exitosa tarea al frente del deporte local durante décadas, y sin vínculo político; lo que termina de refrendar la calidad de la persona.

¿Cómo te adentras en el tenis?
Siendo, apenas, un cadete, en la madrileña Casa de Campo, en una pista que hicimos entre unos amigos, cuya red empezó siendo una cuerda de la que colgaban con hojas de periódico entrelazadas, con las que podíamos apreciar si el saque era bajo. Más tarde, pasamos de la superficie natural de tierra a la de ceniza. La pista estaba situada al lado del llamado ‘árbol del Ahorcado’. Durante mucho tiempo fue nuestra gran solución para jugar tenis; luego aparecieron las pistas municipales de El Lago y, después, Las Encinas de Boadilla y el C. D. Brezo Osuna, al que aún sigo vinculado y del que guardo un recuerdo muy especial de Juanrra Ruano, hermano de Vivi. Siempre creí que llegaría lejos y, al final, fue su hermana quien lo logró.

¿Puedes describir cómo era el tenis en Madrid cuando eras un chaval?
Entonces, las raquetas sólo se podían encordar en Deportes Todo, El Corte Inglés, Galerías Preciados y Deportes Díez. Me llamaban de unos grandes almacenes para recoger las raquetas vendidas para encordarlas y que luego pudieran entregárselas a los clientes. Cuando Santana casi lo estaba dejando y aparecieron Orantes y Gimeno, que era profesional, llegó el boom, ahí se produjo el salto gordo del artículo de tenis. Hasta entonces, prácticamente, había en España dos marcas de raquetas: Slazenger y Dunlop. Luego aparecieron Donnay, Spalding, Babolat, etc., y, sobre todo, empezaron a aflorar los clubs, que eso supuso un impulso enorme, ya que se pasó de no haber pistas a que se multiplicaran. Ahí arrancó la popularidad del tenis en Madrid, pues antes nos conocíamos prácticamente todos, la gente con la que yo daba clase, los hermanos Barreiros -que recuerde- y poco más. Cuando yo iba a Valencia o a Barcelona veía pistas por todas partes, siempre me fijaba en cada despegue y aterrizaje del avión y había decenas de pistas y en Madrid eso no existía, hasta que aparecieron, por ejemplo, las de Santiago Apóstol o las de la carretera de Barcelona, casi junto a la zona aeroportuaria.

Miguel Méndez con Bjorg

Miguel Méndez con un póster de Björn Borg

¿Cómo nace tu afición y dedicación a encordar raquetas?
Por encontrarme en el entorno adecuado y por mi afición a todo lo que era deporte. Al llegar a Madrid, procedente del precioso pueblo Nuez de Aliste (Zamora), mi familia -por parte de mi padre- tenía un almacén de material deportivo (Deportes Micer) que era importador de cordajes de marcas como Babolat, con su cordaje de tripa; o Eteryl (codaje sintético), y de raquetas como Gautier, de Francia; y Dely, de Italia. Llegué a la industria del deporte casi a la misma edad que al deporte en si. Mi vida era el colegio y las raquetas, los cordajes y los balones, era uno de los muchos jóvenes que en aquellos tiempos trabajaba para poder estudiar, pues recogía, los martes, las raquetas y los balones en tiendas y almacenes y los entregaba el jueves ya reparados. Esos trabajos, que por necesidad hacíamos, nos ayudaban a poder vivir mejor y para nada se consideraba explotación de menores. Acabé mis estudios y pronto me dediqué a la venta de artículos deportivos, adquiriendo grandes experiencias en la reparación y fabricación de los mismos, siendo mi labor muy apreciada entre las empresas del gremio, llegando a ser consejero delegado de algunas de ellas. Tenían muy en cuenta mis consejos y conocimientos para la creación de sus nuevas marcas de artículos deportivos y, sobre todo, muy importante para mi, me permitió viajar por el mundo a fábricas y conocer ciudades.

¿Cuáles son los mejores recuerdos que guardas de tu época de tenista y de encordador?
Como tenista, aquellos partidos del torneo Manuel Alonso o los torneos veraniegos que se celebraban por la costa, desde Barcelona a Marbella, y que eran parte de mis vacaciones, pero siempre me faltaba tiempo para dedicarme más de lleno a ello. Como encordador, siendo un chaval, tuve la fortuna de encordar las raquetas a tenistas de primera línea, como en aquel Gran Prix Puerta de Hierro donde trabajé como encordador de los Manolo Orantes, Guillermo Vilas, Jan Kodes, Juan Gisbert, Yannick Noah, Björn Borg, Vitas Gerulaitis, Brian Gottfried, Roscoe Tanner y el de la problemática Wilson T-2000 o T-3000, Jimmy Connors. Aquel marco de acero con el entramado de alambre, que si no empezabas bien no había quien acabase bien el encordado. También he disfrutado y disfruto como encordador de una raqueta destinada a un cliente joven, o mayor, al que le guste el tenis y disfrute con el. Y, de forma especial, al encordar una raqueta para alguien que aspiraba a ser bueno en el tenis o, actualmente, en el bádminton, deporte que espero tenga un empujón con los éxitos de Carolina Martin.

De las fábricas de raquetas que has conocido ¿cuál te impresionó más y por qué?
Bueno, cada cosa en su momento. La de Snauwaert, en Bélgica, o la de Gautier, en Francia, eran fábricas de raquetas de aquella época, de láminas de madera con alguna lámina de fibra, que llevaban un proceso de fabricación lento. Para un españolito como yo era todo un acontecimiento. Más tarde descubrí que en España, en Catarroja (Murcia) y en Cataluña, también se fabricaban raquetas de madera de tenis y, sobre todo, de frontenis; aquellas Olimpic o Reno, que pesaban como el demonio. Después, aparecieron las fibras de vidrio, de carbono, etcétera, y, sin duda, la fábrica de Rossignol, en Francia, fue un referente y la primera que vi. Las fibras y los metales han hecho evolucionar mucho al tenis, me gustaría haber podido comprobar la velocidad que Roscoe Tanner podría haber dado a la pelota en el saque con una raqueta actual. Desde luego, los materiales han cambiado mucho el tenis.

¿Qué tenistas te han llamado más la atención por su técnica, por la raqueta o por el cordaje que empleasen?
Por su técnica, Yannick Noah, pero, quizás, le faltaba coraje. Guillermo Villas también me gustaba mucho pero reconozco que siempre he sido muy raro para elegir deportistas. Los que a mi me gustan no suele ser los que gustan a los demás. Hoy en día, por todo lo que es en el tenis y como español y persona, Rafa Nadal es especial, y todos los españoles debemos disfrutarlo. Por su raqueta, Jimmy Connors y sus T-2000 y T-3000, algo raro en su momento.
Y por el cordaje, casi siempre todos los tenistas por épocas han estado en la misma línea y aunque varían mucho cordajes y tensiones estaban al alcance de todos”.

¿De los materiales deportivos que has diseñado con qué te quedas y por qué?
Con el balón de fútbol sala. Empezamos a jugar con un balón muy pesado, que te dañaba las uñas constantemente. Sería el año 1977 o 1978 cuando me propuse reducir el peso, metiendo goma espuma en una cámara, y dejándola sin movimiento para cuando botase, pegase primero el cuero en el suelo, y que la goma espuma matase el bote. No fue fácil, pero fue algo importante y que ha derivado en el balón de hoy. También la zapatilla de fútbol sala venía de Brasil, era muy ancha y se nos movía el pie; así que hubo que hacer una similar pero adaptada a nuestro ancho de pie y también aislar el pavimento, usando microporoso pero llevando a la flexibilidad de la zapatilla. Fabricamos en varias ciudades de la provincia de Alicante”.

Foto de Miguel Méndez sujetando una "Snauwaert"

Miguel Méndez sujeta una «Snauwaert»

¿Y respecto al material de tenis, qué destacarías?
La pelota de tenis ha sufrido, relativamente, pocos avances. Había algo paradójico, por ejemplo, con la bola Tretorn, que duraba muchísimo y no ha tenido éxito. La podías perforar de lado a lado y botaba igual, porque botaba con la goma, no con presión de dentro, pero nunca ha sido muy utilizada. Más en las raquetas, ahí si que ha habido gran evolución. Una raqueta de fibra era un núcleo muy pesado, ese núcleo paso a ser un tubo; lo facilitó, por ejemplo, la dureza del carbono, que mantenía un tubo con la misma fuerza de marco para que al tirar el cordaje tuviese la misma fuerza que cuando era un núcleo de fibra. Eso fue un adelanto impresionante, en peso y en todo.

¿Qué raqueta y cordaje rompieron moldes? ¿Por qué?
En raquetas, la aparición de las fibras en su construcción, por su flexibilidad y el cambio que originaba en el peso de las mismas, fue algo muy novedoso y de gran impacto, y a lo que muchos tenistas tuvieron problemas de adaptación. A pesar de todo, fue un avance. Está claro que cualquier nuevo descubrimiento de fibras o metales enseguida se utilizaba en artículos deportivos, especialmente en esquí y en tenis. En el cordaje, sí que la aparición del poliéster en su fabricación rompió moldes, por la elasticidad e incluso por la mayor duración. Y la conclusión es que, a nivel tenis popular, se colocan menos cordajes porque se rompe menos. Los cordajes de tripa son cosa del pasado y, además, un artículo carísimo por su elaboración que prácticamente ha desaparecido”.

Desde tu punto de vista ¿qué grandes detalles técnicos diferencian al tenis de los años setenta y ochenta del de hoy?
Buenos tenistas, técnicamente, los ha habido siempre y en todas las épocas. Lo que sí cambió mucho el tenis es la preparación física, no hay duda que en lo físico se ha evolucionado mucho. En cualquier deporte, si físicamente estás bien, mentalmente ayuda mucho. También la profesionalidad o dedicación que ahora tienen, ayudada por los medios de comunicación, porque todo esto da un estatus al tenista. Ahora, ayuda muchísimo a poder entrenar más y da un plus, incluso a los que no logran llegar a lo más alto. Los materiales que se utilizan en la elaboración de las raquetas y los cordajes también han supuesto un gran avance técnico, que ayuda al jugador.

¿Tu material favorito en la construcción de raquetas y de cordajes?
El carbono, la fibra de vidrio y el kevlar en las raquetas; y el poliéster en los cordajes, pues un cordaje de multifilamentos es casi perfecto.

Como diseñador o constructor ¿qué características debe tener la raqueta ideal?
Hoy en día, se fabrican todas las raquetas, sean de la marca que sean, con una cantidad de datos y controles extraordinarios como para hacerlas bien. El usuario solo necesita un periodo de adaptación a ellas. La raqueta ideal para el usuario siempre ha sido y será con la que se encuentre a gusto jugando. La raqueta debe ser la prolongación de su brazo y así la debe sentir. Luego existe aquello de la marca tal, el tenista que juegue con ella y hasta las manías que uno tenga que, por otro lado, suelen ser muy frecuentes. Cuando yo recibo una raqueta para cambio de cordaje y me fijo en ella, me atrevo a decir, con muy poco margen de error, como juega su dueño, si lifta la bola o golpea plano, y si lo hace con más o menos precisión. El buen jugador utiliza, para golpear la bola, poco más de la superficie de una pelota en el cordaje, y siempre acaba rompiendo cuerdas por el centro.

 
Así es Miguel Méndez, un impulsor que cree en el valor del entorno familiar para la formación de un deportista, que piropea a los clubes y organizadores de eventos porque, dice “son capaces de nadar sin agua”; que aconseja “a los jóvenes españoles, más aún hoy en día, que se hagan ciudadanos del mundo”, como hizo él; y que proclama que el deporte debe ser un derecho en la vida “pues hay pocas cosas que formen tanto al individuo”.

Como muestra de esto último, ha creado en su pueblo un banco de horas donde padres y madres de niños necesitados o con escasos recursos económicos realizan trabajos sociales para la comunidad, y el ayuntamiento convierte esas horas en euros, previo precio aprobado, que posibilitan las actividades de apoyo escolar y de carácter deportivo.

Porque Miguel sigue disfrutando cuando asiste a la práctica deportiva de las personas, y especialmente de los niños.

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